La villa de Sant Joan de les Abadesses creció estrechamente ligada a su monasterio, fundado en el año 885 por Guifré y Guinedella, alrededor del cual se desarrolló la población. El monasterio es una visita obligada si pasamos por la villa. A parte de ser un de los mejores y más emblemáticos ejemplos del románico catalán, en su interior encontraremos el grupo escultórico del Santísimo Misterio y los retablos de Santa María la Blanca y Sant Agustín.